Siempre se ha dicho que la mayoría de las personas, incluso de los tapatíos carecemos de puntualidad. Y hoy lo comprobé. Desafortunadamente fui yo la que llegó tarde, mi trayecto en cualquier día sin que sean horas pico se convierte en un problema por las obras de remodelación de Av.Chapultepec. Hoy de Hidalgo y López Mateos a Montenegro y 16 de septiembre hice 20 minutos. Cuando sin tanto rollo hubiera hecho menos de 10.
Una situación vergonzosa cuando quedas con gente extremadamente puntual. Lo que me recuerda la Universidad, en una clase en la que la maestra no dejaba pasar si no se llegaba a la hora exacta, es decir un minuto tarde y estaba fuera. La clase era muy temprano y la primera del día, lo que me obligaba a salir como fuera de casa (pants o casi casi pijama) para llegar a tiempo, en una ocasión me vi en la embarazosa situación de brincar un camellón por mis prisas y las clamas de algunos.
He pensado en esa maestra últimamente, tenía razón en ser estricta, pero creo que a veces exageraba, si ella es así de puntual tal vez tenga problemas con los demás de su círculo, me la imagino en un café a la espera de sus amistades.... ella puntual y las demás de 15 a 20 minutos tarde como la mayoría.
El remedio para mi caso, no volver a hacerme responsable por la apertura de un negocio que en 30 años, con esta vez, es la tercera que abre tarde o ponerme el reto y llegar temprano,porque no puedo con el cargo de conciencia.
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