El 29 de junio de 1782, el mismo señor doctor fray Antonio Alcalde erigió el Santuario Guadalupano en parroquia, siendo el primer párroco el bachiller don José Gregorio Ponce y llevado del inmenso amor que tenía a nuestra Señora de Guadalupe, le regaló para su culto, en 1785 un cáliz, una custodia y unas vinajeras de oro.
Desde que fue colocada en su altar, Nuestra Señora de Guadalupe empezó a acreditarse con continuos favores y milagros, entre los cuales sobresale el que concedió a uno de los párrocos de su Santuario, que siendo muy buscado en una de nuestras luchas intestinas, por los revolucionarios sedientos de su sandre y de su vida, siendo asaltados por ello, no halló dónde ocultarse,, sino solo arriba del altar, detrás del cuadro de Nuestra Señora de Guadalupe, a quien, como es de suponerse, muy acongojado se encomendó. Fue el caso que, habiendo registrado todos los lugares de la iglesia, los mencionados revolucionarios no dieron con él, no obstante que habían pasado muy cerca de donde se encontraba. Agradecido, hizo colocar una placa conmemorativa de mármol alusiva junto al presbiterio. Fue el muy ilustre señor arcediano Don Antonio Correa."
"Leyendas, tradiciones y personajes de Guadalajara", recopilación del Helia García Pérez, impreso por el H. Ayuntamiento de Guadalajara en 1991, dentro la conmemoración del 450 aniversario de la Fundación de Guadalajara que se celebró al año siguiente.
[Foto del Santuario Guadalupano: Sitio de la Arquidiócesis de Guadalajara]
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