Su padre, una extraordinaria persona por su honestidad, educación y trato, de los que ya no existen, decía: 'Manuelito tiene las manos vírgenes vírgenes'. Cada vez que nacía unos de su hijos, su papá le daba diez mil pesos, con lo que la pasaba, mientras llegaba otro, ya que tuvo cinco. Al morir su padre, con la herencia vivió otro tiempo, mientras sus hijos empezaban a trabajar.
Hace poco tiempo, ya viejo y acabado, uno de sus sobrinos le preguntó:
- Oye tío, ¿es cierto que tú aborreces el trabajo?
A lo que contestó:
- Es falso; no puedo aborrecer algo que no conozco."
Original de: Ignacio Villaseñor Villaseñor
"Leyendas, tradiciones y personajes de Guadalajara", recopilación del Helia García Pérez, impreso por el H. Ayuntamiento de Guadalajara en 1991, dentro la conmemoración del 450 aniversario de la Fundación de Guadalajara que se celebró al año siguiente.
y que bárbaro, como hay de esos en esta ciudad (y en todo el mundo) pero ha de haber miles que nunca en su vida hayan trabajado y que ahora se aprovechan de sus hijos para sobrevivir.
ResponderEliminarJajajaja !! Sí, creo que este cuento lo hicieron para ejemplificar esos casos nada más.
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