16 de agosto de 2010

Leyendas tapatías: "Cómo se apareció el diablo en Guadalajara en abril de 1860"

Servía a las órdenes del coronel don Cristóbal Chávez, en el batallón de San Blas, un oficial conservador, comoel que más; empero, era un tanto entregado a los placeres de la vida galante. en abril de 1860, estando en Guadalajara en vísperas de un formidable asalto de parte de tropas de Uranga, que después de su brillante triunfo obtenido en Loma Alta se situó en San Felipe para amenazarla, así como a Querétaro, el oficial de referencia quiso matar el tiempo antes de entregarse de nuevo a los azares de la guerra, yendo noche a noche a una enigmática casa que, protegida por la oscuridad que reinaba en el barrio del Hospicio, donde estaba situada, era el albergue de la gente más rumbosa de "pelo en pecho". que en ese entonces vivía en esta ciudad noble y leal de Guadalajara.

La tradición nos  ha conservado el siguiente cuadro del sucedido que me propongo referir: sonaban las dos de la mañana en el reloj de catedral, cuando nuestro protagonista, con pasos indecisos salió de la prenominada casa y se encaminó rumbo al puente del Hospicio. Las filas de árboles que se erguían a un lado y otro de la Alameda parecían colocadas adrede para atemorizar al más valiente. A lo pocos momentos de haber llegado el hijo de Marte el otro lado del río de San Juan de Dios, entonces descubierto, se detuvo de pronto como si despertara de un sueño abrumador.  Sobre el cielo purísimo resplandecían las estrellas avivando como nunca el centello de sus tibios rayos.  Las torres de los templos y el pórtico de la Casa de la Misericordia se alzaban, como grandes rocas calcáreas, cuyas fantásticas formas blancas y recortadas sobre el ropaje azul negro de los troncos nudosos y encinas desmedradas, que por ese tiempo crecían, en el histórico Paseo de la Alameda.

Habían pasado unos cuanto segundos, cuando el oficial oyó el sollozar tristísimo de un niño, que saliendo del fondo del río iba, cual el eco de una campana lejana, a perderse en su conciencia de trasnochador endurecido, y él, que si era un león en el combate, era compasivo en el infortunio, sin pérdida de tiempo se dirigió al fondo del abismo para salvar al que creía era un niño abandonado.  En la época crecían en abundancia los zarzales, en las agudas rocas que formaban el lecho del río y en el lugar donde salían los gemidos lastimeros, las ramas horizontales tejían una espesa red, que cubría por completo la boca de aquel negro y aterrador abismo.

Como pudo, llegó al sitio en que se encontraba un niño recién nacido, en una pobre cesta de paja y tomando ésta con cuidado, emprendió la vuelta con muchos sacrificios.  Una vez en tierra firme, se propuso examinar a la criatura, y como si el cielo quisiera venir en su auxilio, la luna salió en aquel momento, de entre las nubes que hacía poco la aprisionaban, y pudo ver que lo que él creía un tierno infante, era nada menos que el demonio, que abriendo una horrible boca la enseñó los filosos colmillos, en tanto le hacía gestos con su rostro velludo de rugosas comisuras.  El oficial, pálido, pero con paso marcial, arrojó la cesta al precipicio y para reponerse del susto, entonó entre dientes esta copla en boga entonces:

¿A dónde vas, Isabel?
Al cuartel de la "Unión"
A tomar una copa a salud
de Mejía y Mirámón.

"Leyendas, tradiciones y personajes de Guadalajara", recopilación del Helia García Pérez, impreso por el H. Ayuntamiento de Guadalajara en 1991, dentro la conmemoración del 450 aniversario de la Fundación de Guadalajara que se celebró al año siguiente.


Nota.  Esta leyenda me gustó especialmente por lo rico del vocabulario utilizado, además de la capacidad del autor de crear escenas mentales con la descripción de los ambientes, espero que la disfruten tanto como yo lo hice.



3 comentarios:

  1. hey, esto no es leyenda, este niño se le ha aparecido a varias personas, entre ellas a mi tío, un indio q vive en el Valle de Guadalupe, fue la misma historia, iban de noche y oyeron el llanto del bebe, al recogerlo los caballos se pusieron histéricos y a duras penas se pudo subir de vuelta al caballo con el niño en brazos, ya con el niño arriba y la luz de la luna el bebé le dijo " mira mis dientitos" claro q eran unos colmillotes y pues lo aventó y salieron disparados del lugar, estoy hablando de hace mas de 50 años, mi tío aún vive y casi nunca baja al pueblo y mucho menos a la ciudad, él y sus acompañantes testigos de esto, llevaban una vida prácticamente de delincuentes antes de esto.

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  2. que pena, esa misma leyenda ya existe en otros edos, de la republica.

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Bienvenidos los comentarios y puntos de vista.

16 de agosto de 2010

Leyendas tapatías: "Cómo se apareció el diablo en Guadalajara en abril de 1860"

Servía a las órdenes del coronel don Cristóbal Chávez, en el batallón de San Blas, un oficial conservador, comoel que más; empero, era un tanto entregado a los placeres de la vida galante. en abril de 1860, estando en Guadalajara en vísperas de un formidable asalto de parte de tropas de Uranga, que después de su brillante triunfo obtenido en Loma Alta se situó en San Felipe para amenazarla, así como a Querétaro, el oficial de referencia quiso matar el tiempo antes de entregarse de nuevo a los azares de la guerra, yendo noche a noche a una enigmática casa que, protegida por la oscuridad que reinaba en el barrio del Hospicio, donde estaba situada, era el albergue de la gente más rumbosa de "pelo en pecho". que en ese entonces vivía en esta ciudad noble y leal de Guadalajara.

La tradición nos  ha conservado el siguiente cuadro del sucedido que me propongo referir: sonaban las dos de la mañana en el reloj de catedral, cuando nuestro protagonista, con pasos indecisos salió de la prenominada casa y se encaminó rumbo al puente del Hospicio. Las filas de árboles que se erguían a un lado y otro de la Alameda parecían colocadas adrede para atemorizar al más valiente. A lo pocos momentos de haber llegado el hijo de Marte el otro lado del río de San Juan de Dios, entonces descubierto, se detuvo de pronto como si despertara de un sueño abrumador.  Sobre el cielo purísimo resplandecían las estrellas avivando como nunca el centello de sus tibios rayos.  Las torres de los templos y el pórtico de la Casa de la Misericordia se alzaban, como grandes rocas calcáreas, cuyas fantásticas formas blancas y recortadas sobre el ropaje azul negro de los troncos nudosos y encinas desmedradas, que por ese tiempo crecían, en el histórico Paseo de la Alameda.

Habían pasado unos cuanto segundos, cuando el oficial oyó el sollozar tristísimo de un niño, que saliendo del fondo del río iba, cual el eco de una campana lejana, a perderse en su conciencia de trasnochador endurecido, y él, que si era un león en el combate, era compasivo en el infortunio, sin pérdida de tiempo se dirigió al fondo del abismo para salvar al que creía era un niño abandonado.  En la época crecían en abundancia los zarzales, en las agudas rocas que formaban el lecho del río y en el lugar donde salían los gemidos lastimeros, las ramas horizontales tejían una espesa red, que cubría por completo la boca de aquel negro y aterrador abismo.

Como pudo, llegó al sitio en que se encontraba un niño recién nacido, en una pobre cesta de paja y tomando ésta con cuidado, emprendió la vuelta con muchos sacrificios.  Una vez en tierra firme, se propuso examinar a la criatura, y como si el cielo quisiera venir en su auxilio, la luna salió en aquel momento, de entre las nubes que hacía poco la aprisionaban, y pudo ver que lo que él creía un tierno infante, era nada menos que el demonio, que abriendo una horrible boca la enseñó los filosos colmillos, en tanto le hacía gestos con su rostro velludo de rugosas comisuras.  El oficial, pálido, pero con paso marcial, arrojó la cesta al precipicio y para reponerse del susto, entonó entre dientes esta copla en boga entonces:

¿A dónde vas, Isabel?
Al cuartel de la "Unión"
A tomar una copa a salud
de Mejía y Mirámón.

"Leyendas, tradiciones y personajes de Guadalajara", recopilación del Helia García Pérez, impreso por el H. Ayuntamiento de Guadalajara en 1991, dentro la conmemoración del 450 aniversario de la Fundación de Guadalajara que se celebró al año siguiente.


Nota.  Esta leyenda me gustó especialmente por lo rico del vocabulario utilizado, además de la capacidad del autor de crear escenas mentales con la descripción de los ambientes, espero que la disfruten tanto como yo lo hice.



3 comentarios:

  1. hey, esto no es leyenda, este niño se le ha aparecido a varias personas, entre ellas a mi tío, un indio q vive en el Valle de Guadalupe, fue la misma historia, iban de noche y oyeron el llanto del bebe, al recogerlo los caballos se pusieron histéricos y a duras penas se pudo subir de vuelta al caballo con el niño en brazos, ya con el niño arriba y la luz de la luna el bebé le dijo " mira mis dientitos" claro q eran unos colmillotes y pues lo aventó y salieron disparados del lugar, estoy hablando de hace mas de 50 años, mi tío aún vive y casi nunca baja al pueblo y mucho menos a la ciudad, él y sus acompañantes testigos de esto, llevaban una vida prácticamente de delincuentes antes de esto.

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  2. que pena, esa misma leyenda ya existe en otros edos, de la republica.

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