Cuando escuchamos los altos índices de desempleo probablemente muchos no tengamos todavía una experiencia previa que nos haga sensibilizarnos y pensar en la cantidad de cosas que una persona desempleada puede sufrir. incluso no imagino cual es el sentimiento que tienen las personas que tabajan en recurso humanos, mismas que de alguna manera u otra tratan con la persona recién despedida.
Hace unos días yo tuve una experiencia parecida. El dejar el trabajo no fue lo que me causo molestia, porque de hecho ya tenia meses pensando en qué pasaría si lo dejaba, sino que más bien la manera en la que diplomáticamente me dijeron hasta aquí.
En fin, tuve que ir a la junta de conciliación y arbitraje, pero por ser semana santa estaba cerrada, así que tuve que regresar hasta esta semana, ya cuando todo vuelve a la normalidad. Si también eso me causó frustración, cómo pueden parar todo así, más cuando habían anunciado que trabajarían con horario normal hasta el martes. Y así como yo, imagino cuantos quedaron con su trámite inconcluso.
Ya para hoy estoy habituada a mis quehaceres normales, de cualquier manera tengo más trabajos por los que preocuparme, pero si es cierto, habrá quienes, en el mismo lugar donde yo trabajaba, tengan solo un ingreso, y que dependan de ese lugar de trabajo. De pronto alguien llega y decide que ya no eres indispensable (como tampoco lo es ese alguien, y muchos otros que finalmente no toman decisiones importantes en la empresa), y te vas, sin más. Imagino el sentimiento de impotencia de un padre de familia, por ejemplo, que sea el único sustento del hogar.
Ojalá que las autoridades de verdad hicieran algo por incrementar los empleos, pero empleo de verdad y no solo por obra (como los que hacen cada que inician un proyecto como el puente atirantado de Lázaro Cárdenas), para que la gente comience a aplaudir esos logros y a sentir más confianza de que aún si se pierde el empleo, algo bueno saldrá de eso, porque encontrarán otro, sino mejor, por lo menos para soportar lo que los estragos de la economía deparen.
Imagen y consejos para quien recien perdió su trabajo: http://empleo-mexico.universiablogs.net/tag/desempleo/
Hace unos días yo tuve una experiencia parecida. El dejar el trabajo no fue lo que me causo molestia, porque de hecho ya tenia meses pensando en qué pasaría si lo dejaba, sino que más bien la manera en la que diplomáticamente me dijeron hasta aquí.
En fin, tuve que ir a la junta de conciliación y arbitraje, pero por ser semana santa estaba cerrada, así que tuve que regresar hasta esta semana, ya cuando todo vuelve a la normalidad. Si también eso me causó frustración, cómo pueden parar todo así, más cuando habían anunciado que trabajarían con horario normal hasta el martes. Y así como yo, imagino cuantos quedaron con su trámite inconcluso.
Ya para hoy estoy habituada a mis quehaceres normales, de cualquier manera tengo más trabajos por los que preocuparme, pero si es cierto, habrá quienes, en el mismo lugar donde yo trabajaba, tengan solo un ingreso, y que dependan de ese lugar de trabajo. De pronto alguien llega y decide que ya no eres indispensable (como tampoco lo es ese alguien, y muchos otros que finalmente no toman decisiones importantes en la empresa), y te vas, sin más. Imagino el sentimiento de impotencia de un padre de familia, por ejemplo, que sea el único sustento del hogar.
Ojalá que las autoridades de verdad hicieran algo por incrementar los empleos, pero empleo de verdad y no solo por obra (como los que hacen cada que inician un proyecto como el puente atirantado de Lázaro Cárdenas), para que la gente comience a aplaudir esos logros y a sentir más confianza de que aún si se pierde el empleo, algo bueno saldrá de eso, porque encontrarán otro, sino mejor, por lo menos para soportar lo que los estragos de la economía deparen.
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