Imprudencia y falta de pericia de los conductores.
Deberían incluir en los cursos de educación vial (¿pero alguien los toma?) el tema de conducción bajo condiciones de lluvia, porque se dan los dos extremos: el que va "a vuelta de rueda", sin luces y de conducción titubeante; y por otro lado el temerario que se atiene al buen auto que trae o al Santo de su devoción y conducen de manera temeraria, a exceso de velocidad y rebasando imprudentemente (¿sabrán de la gran diferencia en la distancia de frenado en piso seco y mojado que nos explicaron en los cursos básicos de Física?).
Semáforos descompuestos.
Los cortes de energía suceden con las lluvias (¿es inevitable eso, CFE?), lo que no me explico es por qué no se le da mejor soporte a las líneas eléctricas de las que se alimentan los semáforos, o por qué luego de un corte de energía el semáforo no se re-habilita en automático, se queda parpadeando en luz roja o ámbar con el consabido problema de tránsito que ocasiona. No habrá cuadrillas que alcancen para repararlos pronto, pues además no pueden llegar al crucero debido al congestionamiento. Si al problema le sumamos la falta de educación vial, el problema es peor, en lugar de dar el paso "uno a uno" y que todos avancemos, un sentido de circulación "agandalla" el flujo y se vuelve un asunto de valentía y arrojo el ganar el paso para ti y los que te siguen.
Encharcamientos.
En este aspecto intervienen varios actores: las autoridades que no resuelven de fondo el problema y lo siguen heredando a la siguiente administración y nosotros los ciudadanos, que somos renuentes a buscar rutas alternas y nos empecinamos en transitar por ese lugar "porque esa es mi ruta". Si buscamos y tenemos en mente otras rutas y dejamos esas rutas conflictivas al transporte público, seguro que el problema sería menor.
En definitiva que la lluvia puede traernos incomodidades, pero pensemos mejor en el beneficio que trae a otras personas: los agricultores que se ven beneficiados en sus cosechas, los ganaderos que ven crecer los pastizales que dan de comer a sus animales, el que aumente el nivel de las presas que finalmente nos proveen de agua a las poblaciones, etc.
Finalmente, los invito a que en lugar de quejarnos busquemos ser mejores y más sensibles a las necesidades de nuestros semejantes desde nuestro ámbito de competencia (ciudadano o autoridad) y en lugar de quejarnos, aprendamos a "cantar bajo la lluvia" :-)
Foto: El Informador